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MIÉRCOLES, 31-DICIEMBRE-2008

Escalas para truchas o peces

¿Tendremos que seguir esperando a que Europa nos obligue, además de a depurar las aguas sucias, a construir escalas para los peces en todos los puertos altos o pantanos?

FirmaO. Llamas Gil LugarLeón

Nuestros ríos siempre han estado regulados por gran profusión de represas o puertos, anteriormente muy rudimentarios, algunos reconstruidos con piedras o ramas entrelazadas tapadas con plástico y grava cuando se acaban las grandes avenidas y los ríos se sosiegan disminuyendo el exceso de caudal, y otros ya fabricados con hormigón o muros de piedra. Algunos de ellos han sido reformados y consolidados y otros nuevos se han construido con diques de presa más altos y sofisticados, de acuerdo con las nuevas necesidades de regadíos o centrales hidroeléctricas, aprovechando el agua almacenada durante la primavera por los grandes pantanos. Podríamos catalogarlos por categorías, según sus funciones y capacidades hidrológicas y su facilidad para que la pesca pueda remontarlos.

Tercera categoría: los ya mencionados rudimentarios y temporales, de poca altitud, que todos los años han de reconstruirse, que no suelen interrumpir la libre circulación de la pesca.

Segunda categoría: los fabricados con hormigón, permanentes, pero de altitudes medias y fabricación antigua, algunos de los cuales ya son un impedimento para que los habitantes del río puedan subir, en su tendencia innata, bien sea para desovar o para instalarse en mejores pozos o riberas.

Primera categoría: los reconstruidos y los nuevos, la mayoría de los cuales tienen altitudes superiores, insalvables para la cuestión que nos ocupa, de los cuales una ínfima cantidad han sido proyectados con inclusión de escalas para truchas o peces. El resto son un gran impedimento, contribuyendo a almacenar en sus caídas o colchones a toda la pesca que viaje hacia las alturas.

Luego existe una categoría especial, compuesta por todos los pantanos de presas con muchos metros de elevación, que son bastantes en nuestra provincia. Pues bien, todas estas categorías de puertos o pantanos, tienen las funciones específicas de desviar sus aguas por canales o presas destinadas al regadío de pequeñas o grandes extensiones agrícolas, según su capacidad, y de todas las centrales hidroeléctricas. A los ríos normales el estiaje los agota, pues sus aguas han sido extendidas por todas las huertas o sembrados y no es extraño que pierdan su comunicación con sus desembocaduras naturales en otros mayores. Para los regulados por pantanos, los veranos son sus aliados, manteniendo un caudal alto hasta la llegada del otoño, cuando los riegos cesan, quedando restringidos de repente a un régimen escaso a la espera de las nuevas lluvias que vuelvan a almacenar el agua en los pantanos que los alimentan, completando el ciclo.

Problemas para las truchas

El gran problema de las truchas cuando llegan ante el muro gigante de un pantano es que su camino de ascensión ha concluido y que el espacio en el que habrán de esperar inútilmente se halla superpoblado por otras que llegaron con anterioridad. Si en los citados muros han sido habilitados unos espacios llamados colchones, que amortiguan la caída fuerte del agua, dándole una salida atemperada con un desnivel pequeño varios metros más abajo, cuando superan subiendo este desnivel han alcanzado el propio colchón, donde se encontrarán apiñadas y nadie les indicará que deben retroceder y aposentarse en otros lugares del río, por lo que seguirán con su instinto de superación de obstáculos, siempre mirando hacia arriba. Hubo un tiempo en que incluso de autorizó a los pescadores de caña pescar en alguno de estos colchones, para aliviar el amontonamiento de ejemplares. Ni que decir tiene que se mantenían en ellos perdiendo peso por falta de cebos, llegando a quedar muy delgadas. Estos grandes muros fueron los que descastaron en todos los ríos del interior las anguilas, especie que los habitaba antes de su construcción y que ahora no existe, ya que regresaban al mar para reproducirse y volver a ascender de nuevo por los ríos. Al revés que los salmones.

En lo que se refiere a los llamados puertos con muros más elevados que los posibles saltos que estas truchas u otros peces, como los barbos, pueden ejecutar, se agotarán saltando sin conseguir su objetivo y quedarán concentrados en el pozo de la caída. Esto ocurría siempre en Benamariel, donde se pescaban en verano desde el propio muro al procedimiento del robo grandes ejemplares de barbos, con cañas y nylon muy gruesos, rematadas con un grampín de tres anzuelos bien plomeado que dejaban caer verticalmente hasta el fondo en la zona profunda. Cuando el nylon se movía, tiraban enérgicamente para trabar a los barbos por cualquier lugar del cuerpo. Otro ejemplo se observa en el azud de Villómar, donde se ven cientos de truchas luchando contra corriente en el

o espacio entre muros, que han subido por el río y no pueden alcanzar el embalse, a pesar de que son truchas de repoblación, que no tienen escala que les facilite el tránsito. Aparenta ser un escaparate exponiendo mercancía. Creo que esta situación cambia cuando las aguas descienden definitivamente. Mientras tanto, se mantiene.

Parece un contrasentido que, cada vez que se construye un muro de altura insalvable para los peces o truchas, no se hayan tenido en cuenta sus migraciones, obligándoles a vivir compartimentados entre estos puertos, sin comunicación con sus anteriores congéneres de la parte superior. Solo en los últimos tiempos y en contadas ocasiones se han construido escalas para peces en algunos puertos, pero también es cierto que en la mayoría de estos puertos, diques o presas, no existen obras que faciliten esta función.

Pero como nada es perfecto, ni siquiera las cárceles representadas por estos muros han conseguido contener la subida de los lucios, pues siempre hay resquicios o agujeros por donde los alevines pueden ascender en el momento oportuno. No así los ejemplares mayores. Tampoco este control sería suficiente disculpa para mantener la situación actual, ahora que parece demostrado que los lucios han llegado a su tope de altitud, y que las truchas que faltan en los ríos de montaña verdaderamente trucheros, no se las han comido ellos.

¿Tendremos que esperar a que Europa nos obligue, además de seguir depurando las muchas aguas sucias que dejamos correr, a construir escalas para peces en todos los puertos altos o pantanos, pero con seguridad suficiente contra el furtivismo, ya que su vigilancia sería imposible? Algo automático en lo que no interviniese para nada el procedimiento


Fuente: www.diariodeleon.com · © El Diario de León, S.A.

Origen: http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=425551


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